Sacristía Nueva
Empezada por encargo de León X en 1520, fue bajo el
mandato de Clemente VII cuando se dio un nuevo impulso a la construcción de la
«Sacristía Nueva» en 1523, situada en la Basílica de San Lorenzo de Florencia,
destinada a acoger las tumbas de los capitanes Juliano, duque de Nemours y
Lorenzo, duque de Urbino, muertos hacía poco, y la de los Magníficos, Lorenzo y
su hermano Juliano de Médici, en el lado contrario del crucero donde se
encontraba la antigua sacristía construida por Brunelleschi y decorada por
Donatello. La nueva construcción se había de adecuar a la planta de la
precedente, que consistía en dos cuadrados de diferente anchura comunicados a
través de un arco y con una cúpula; los paramentos eran lisos, enmarcados por
pilastras y molduras hechas en pietra serena, la piedra gris de la región.
Miguel Ángel agrandó la parte central, para poder dar más espacio a los
sepulcros y altar.En el diseño vertical cambió la arquitectura del Quattrocento
y colocó ventanas ciegas sobre las puertas; las ventanas junto a la cúpula las
hizo en forma de trapecio para conseguir una óptica de ascensión más grande. La
cúpula está realizada con un artesonado de casetones radiales.86 Estos
casetones se distribuyen en cinco hileras de medida decreciente, que imitan,
incluso en el número, a las del Panteón de Roma; acaban en una corona radiada,
donde se inicia la linterna, de delicada forma y perfecta belleza; es la
contribución más importante en el exterior de la capilla. Vista desde el
exterior, la reforma de la sacristía de San Lorenzo realizada por Miguel Ángel
presenta una gran cúpula con cubierta de tejas, un conjunto de molduras y de
grandes ventanales que favorecen los juegos de luz y sombra en el interior.
Descartado el primer proyecto, donde el artista destinaba el espacio central
para los monumentos funerarios, estos acabaron, en los siguientes diseños,
desplazados a los muros, donde quedaron completamente integrados en la
arquitectura.
Biblioteca Laurenciana
También de Clemente VII fue la idea de construir en
Florencia una biblioteca para conservar toda la colección de còdex de la
familia Médici, y contó para este proyecto con Buonarroti; el edificio acabaría
siendo conocido como la Biblioteca Laurenciana, ya que había tenido una gran
ampliación de su fondo bibliográfico por parte de Lorenzo el Magnífico a fines
del siglo xv.
A partir de 1523, una vez escogido el emplazamiento
dentro del convento de la basílica de San Lorenzo, en el piso superior del lado
oriental del claustro, empezaron los proyectos que sufrirían un gran número de
variaciones. Hacía falta organizar espacios diferentes para separar los libros
latinos de los griegos, y también se querían repartir los libros raros en
pequeñas salas, pero al final se acabó optando para organizarlo todo en una
gran sala. Se centraron los esfuerzos en resolver el soporte de la nueva
estructura sobre los muros antiguos: en la biblioteca se bajó el nivel del
techo y se situaron ventanas muy próximas las unas a las otras, con lo que se
conseguía ampliar la luminosidad; el vestíbulo se diseñó como lugar de
circulación, con una altura superior, y se añadieron ventanas de iluminación.
En 1533, el papa dio permiso a Miguel Ángel para que se trasladase a Roma, con
la condición de que dejara solucionado la terminación de la decoración y la
escalera de acceso del vestíbulo. El artesonado de la biblioteca está realizado
con motivos elípticos y romboidales; Buonarroti también diseñó los grandes
pupitres de lectura. De la escalera hizo numerosos diseños, y por fin, en 1558,
envió desde Roma el proyecto, junto con una maqueta, a Bartolomeo Ammannati,
que fue el encargado por Cosme I de Médici para construir definitivamente la
escalera. Se conservan más de treinta hojas de dibujos de la Biblioteca
Laurenciana, si bien por la correspondencia mantenida durante su elaboración,
se sabe que debieron de ser muchos más.
Análisis de biblioteca Laurenciana
Análisis de biblioteca Laurenciana
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